Un bonito recorrido por la "espina dorsal" de los Paises Bajos, antigua Holanda...
Esta columna vertebral, formada por las vias del tren, une Amsterdam y Rotterdam, las dos principales ciudades del país, pasando por la capital, Den Haag (La Haya para entendernos), y también por las ciudades históricas de Haarlem y Delft.
El tren es el transporte ideal en estas latitudes, además de las bicis en los trayectos cortos. En una hora se va de Amsterdam a Rotterdam, pasando por la Haya. Los trenes salen cada pocos minutos, con puntualidad absoluta. Es como el metro, pero para todo un país.
Todo está muy cerquita en esta tierra que no sólo es plana, sino que además se encuentra en buena parte por debajo del nivel del mar. Cosas de los Paises Bajos...
Amsterdam tiene un inconfundible aire norteño, con un cielo gris y plomizo. Un paisaje minimalista de casitas de juguete, inclinadas sobre los canales; una ciudad en calma donde se oyen escasos ruidos de motores.
En este encantador panorama, la cultura alternativa florece a orillas de los canales, y las bicicletas son las reinas del transporte, junto a las barcazas habitables que se aglomeran en las orillas.
Un cierto aire de utopía y romanticismo flota por este peculiar paisaje urbano, donde casi todo parece estar permitido...
Un cierto aire de utopía y romanticismo flota por este peculiar paisaje urbano, donde casi todo parece estar permitido...
El Distrito Rojo de Amsterdam es un exótico mundo que se rige con peculiar legislación, donde las liberales costumbres holandesas se muestran con absoluta naturalidad.
Hay prostitutas en los escaparates, en pequeños cuartos coquetamente amueblados. Hay cafés donde se venden y consumen diversas variedades de cannabis, previa discusión sobre calidades y precios.
Afuera, la policía vigila en las esquinas garantizando el derecho del consumidor a meterse en un escaparate o a fumar tranquilamente marihuana. Eso sí, en espacios cerrados está prohibido fumar tabaco...
La ciudad también tiene su lado modernito, con magníficos edificios de vanguardia, situados sobre todo en los barrios situados al norte de la estación...
historia con h de humedad
silencio con s de salitre,
sigilo de los tiempos sin motores,
atasco de bicicletas y barcazas.
Ventanas deformadas en los canales
puentes reflejados en los cristales.
Haarlem, a sólo 15 kilómetros de Amsterdam, está a años luz de su vecina en cuanto a tranquilidad y ritmo de vida. Su hermoso casco histórico, escaso de turistas, destaca por su imponente catedral y su famoso molino.
En el pasado fué una ciudad portuaria muy importante, cuna del pintor Frans Hals, y pasó a la historia por sus brujas y por prestarle el nombre a un famoso barrio, pues cuando los holandeses fundaron Nueva York la bautizaron Nueva Amsterdam, y, por razones de proximidad, denominaron Harlem a la zona situada en el otro lado de la isla de Manhattan...
LA HAYA
La capital de Holanda es una moderna ciudad donde se reflejan épocas muy distintas. En cierto modo es una mezcla de Amsterdam y Rotterdam, donde los edificios históricos compiten con los nuevos rascacielos creando un conjunto sugestivo y ordenado.
La playa no está lejos del centro, aunque no abundan los días para disfrutarla. En caso de mal tiempo siempre se puede disfrutar del paisaje costero visitando el Panorama Mesdag, "el cuadro más grande del mundo", un impresionante mural circular pintado en 1880 por el pintor Mesdag, donde se refleja con increible detalle la vida playera de la época...
La simpática ciudad de DELFT, cuna del pintor Vermeer, se encuentra a medio camino entre La Haya y Rotterdam, muy cerca de ambas.
El casco antiguo de Delft prueba la importancia histórica de la ciudad, a través de sus imponentes iglesias y edificios.
El paisaje es de lo más típico holandés, casitas de ladrillo a orillas de bucólicos canales y muchas bicicletas.
ROTTERDAM
es la versión holandesa del futuro. La ciudad, reconstruida después de la II Guerra mundial, es una verdadera exhibición de creatividad y arquitectura contemporánea.
La simple llegada a la estación central ya es un baño de futurismo, con su enorme espolón rodeado de modernísimos rascacielos.
Desde la estación sale un bonito paseo peatonal con esculturas y grandes árboles, que nos conduce a a uno de los edificios singulares de la ciudad, el Depot Boijmans, una enorme taza circular revestida de espejos con un jardín en el techo. Suena raro pero es eso.
Siguiendo hacia el sur llegamos al puerto, donde aparecen enormes rascacielos descolocados, que parecen sostenerse en un delicado equilibrio.
Paseando por el bonito paseo portuario llegamos a un viejo muelle sobre el que se alzan los cubos, un complejo residencial de los años 70 que parece desafiar la gravedad...
Un poco más allá se encuentra el increible edificio del mercado central, un enorme bloque redondeado en cuyo interior, decorado con enormes murales, hay todo tipo de puestos y bares...
Pasear entre los atrevidos edificios de Rotterdam es divertido y un poco surrealista. Las sorpresas aparecen en cada esquina y no dejan indiferente a nadie, aunque sobre gustos, ya se sabe, no hay nada escrito...