Arunachala

 


ARUNACHALA











Arunachala es una montaña sagrada, situada en el Estado de Tamil Nadu, en el sur de la India. Los hindúes la consideran una manifestación de Shiva, y le atribuyen propiedades mágicas. La montaña, de colores ocres y rosados, es una hermosa colina de 800 metros de altura, con forma casi piramidal. 




En la parte superior, muy escarpada, hay escasa vegetación y abundan las formaciones rocosas. A los pies de la roca sagrada se extiende la ciudad de Tiruvannamalai.








Aquí se levanta un enorme templo de más de 10 hectareas de extensión, uno de los mayores de la India. El templo, en honor a Shiva y a la montaña sagrada, data del S. XI, aunque a través de los siglos ha ido creciendo con distintas construcciones, y de hecho sigue ampliándose en la actualidad. 




El templo respira grandeza por los cuatro costados. Es un enorme cuadrado amurallado, con cuatro puertas principales sobre las que se levantan grandes torres de más de 60 mts. de altura, llamadas gopuram, en el estilo semi piramidal y profusamente trabajado propio del Sur de India.








En el exterior de las murallas están aparcados los gigantescos carros procesionales, con ruedas de 3 mts. de diametro, que son utilizados en algunas procesiones y celebraciones que se producen en fechas señaladas a lo largo del año, siendo la mayor de ellas en la Luna Llena de Noviembre-Diciembre. 








Dentro del templo hay numerosos pabellones, templetes y oratorios, dedicados en especial a Shiva, aunque también al resto de los dioses hindúes, como Nandi, el toro sagrado, Ganesh, el Elefante o Hanuman el Dios Mono. En el pabellón de Ganesh, un hermoso elefante domesticado bendice a los feligreses con la trompa.
 







Los monos, considerados sagrados por ser encarnaciones de Hanuman pululan a sus anchas por todo el recinto, saltando entre templo y templo. Este escenario de animales integrados en un recinto sagrado, lleno de esculturas y hermosos relieves, con fuerte olor a incienso, es especialmente evocador y exótico. 







El ritmo del templo se marca a base de poojas, ceremonias de ofrenda que se suceden a lo largo del día, con profuso acompañamiento de instrumentos musicales y ofrendas de fuego. Peregrinos de todos los rincones de la India llegan continuamente a presentar sus ofrendas. 




También se celebran numerosas bodas en el recinto, con comitivas vistosamente ataviadas de colores vivos y brillantes. El humo y el fuerte olor a incienso y otros perfumes impregna fuertemente el insólito panorama. El conjunto tiene un aire ritual y mágico dificil de describir.






La figura de Ramana Maharsi marca profundamente la vida de este lugar. El famoso místico llegó a la ciudad a principios del S.XX y se estableció en una pequeña cueva en las laderas del monte, donde permaneció durante años en un estado de profunda contemplación. 







Ramana Maharsi presenta una lectura sencilla de la tradición Vedanta, la más abstracta de las escuelas filosóficas hindúes. El método de Ramana, simplificando un poco, consiste en trabajar continuamente, en un estado de concentración, con la pregunta ¿Quien soy yo?
 


Este cuestionamiento lleva a darse cuenta de que lo observado no puede ser el observador, de forma que si observamos las emociones y los pensamientos con las que a menudo nos identificamos, acabamos por darnos cuenta que no somos esos pensamientos ni esas emociones. Esto acaba, al parecer, por llevarnos a nuestra identidad esencial, la conciencia pura del testigo u observador, ajena al tiempo y el espacio. 

Ramana permaneció en las laderas de Arunachala hasta su muerte en los años 50 y los lugares donde vivió son objeto de devoción por sus numerosos seguidores, tanto indios como occidentales. 









Otros maestros espirituales y místicos se han sentido atraidos por la especial energía de este lugar y alrededor de la montaña se pueden encontrar numerosos ashram donde se imparten diversas enseñanzas, desde el yoga a diversos tipos de meditación.








La luna llena es el gran acontecimiento mensual en Tiruvannamalai. Siguiendo una antigua tradición, miles de personas recorren a pie un circuito de 15 km. alrededor de la montaña, llamado girivalam, en un evento de increible vitalidad y colorido. 








Gente de todas las clases sociales se junta en esta tradicional ceremonia, que suele realizarse entre 3 a 5 horas. Se encuentran los tipos más variados imaginables, endigos, leprosos, lisiados, músicos tradicionales, elegantes brahmanes, gentes de la ciudad, campesinos y hasta unos pocos turistas.







La caminata suele comenzar a media tarde, cuando el calor empieza a amainar y la luz solar adquiere un tono agradable y acogedor, iluminando la montaña con tonos anaranjados. La gente anda descalza, deprisa y en silencio. Muchos van repitiendo mantras o concentrados totalmente en la tarea de caminar. 






A la hora mágica de la puesta de sol, el canto de pájaros e insectos inunda el aire, mezclado con los mantras y los rituales de los templos. Una luna llena gigantesca aparece majestuosamente en el horizonte, creando una sensacíón de conexión entre los ritmos cósmicos.








En el camino hay absolutamente de todo, y el recorrido completo es una gigantesca feria donde se vende todo lo imaginable, comida, bebida, amuletos, recuerdos del lugar......música ceremonial, fruta o ropa de ocasión. Hay artistas que grandes murales pintados en el suelo, adivinos, gurus y lectores de cartas.





Durante el trayecto hay muchos grandes o pequeños templos donde los caminantes se detienen a presentar ofrendas, encienden velas, estanques donde se toman baños rituales, ashram donde se ofrecen enseñanzas espirituales o gurus que imparten bendiciones.








Numerosos Shadus realizan el trayecto o se sientan recitando mantras en honor a Shiva. Los Shadus son individuos de aspecto y dignidad imponentes, vestidos de naranja, con largas melenas y barbas. Han renunciado a todas sus posesiones materiales y peregrinan por los lugares sagrados de la India en busca de conocimiento espiritual. 



Algunos afirman no ingerir alimento alguno, mientras otros se alimentan de limosnas o de la comida ofrecida gratuitamente en muchos templos. 







La multitud aumenta rápidamente al final de la tarde, con gente incorporándose al recorrido desde muchos lugares, y al caer la noche un nutrido círculo de cientos de miles de personas en movimiento forma un anillo compacto alrededor de la colina.





La caminata nocturna es una experiencia impresionante, de una belleza e intensidad únicas, donde realmente parece sentirse la energía especial de la montaña, realzada por la luz de la luna llena y por la devoción de las miles de personas que comparten el camino.













BANGALORE


La frenética ciudad de Bangalore es una de las puertas de entrada al sur de la India. Bangalore es una metrópoli en plena ebullición por ser el centro de la industria informática india. 








Sin embargo, su tremenda modernidad parece sucumbir ante el peso de los miles de años de tradición hindú, que a primera vista oculta el impresionante boom tecnológico de la ciudad...






















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