SINTRA
La sierra de Sintra es un territorio mágico y sugestivo, repleto de edificios románticos, con influencias de todos los estilos, magníficos jardines y densos bosques...
El Palacio da Pena, construido en 1836 por el Príncipe Fernando II, es el punto culminante de Sintra, tanto a nivel arquitectónico como geográfico, pues está ubicado directamente en la cumbre más alta de la sierra.
Es un edificio fantástico donde se mezclan los estilos más insospechados, en un alarde de creatividad y colorido...
Cerca del Palacio da Pena se encuentra el castillo dos mouros, encaramado sobre impresionantes riscos graníticos....
Al pie de la sierra se encuentra la villa de Sintra, con vetustos caserones y retorcidas callejuelas en torno al Palacio Nacional...
No muy lejos está la Quinta da Regaleira, otro fantástico complejo romántico con tintes esotéricos, donde los jardines, las cuevas y la arquitectura neogótica crean un ambiente único...
Las maravillas serranas continúan en los jardines de Monserrate, en un sugestivo estilo neo árabe, y el misterioso convento de los Capuchos, incrustado entre rocas y árboles centenarios.
Más allá, el rocoso enclave de la Peninha es la última cumbre serrana antes llegar al mar.
Y todo termina en el Océano
cuando la sierra se desploma bruscamente
en los dramáticos acantilados
donde el mar y el viento
practican su afición a la escultura.
ACANTILADOS
Allá donde la sierra se junta con el mar, el cabo da Roca y las playas de Ursa y Adraga nos ofrecen un fascinante paisaje vertical, donde la fuerza de los elementos se manifiesta en toda su potencia.
MAFRA y ERICEIRA
El real palacio-convento-biblioteca-basílica de Mafra es una gran estructura multiusos, de principios del S. XVIII, cuyas notables dimensiones y armonía le convierten en una especie de "Escorial portugués".
La basílica, de estilo barroco, destaca por su conjunto de 6 grandes órganos, único en el mundo. Este múltiple artefacto sonoro emite sonidos de una potencia sorprendente, en sonido "sextofónico", creando una atmósfera musical impresionante.
A pocos Km., el pueblo costero de Ericeira se despliega con gracia al borde de los acantilados, con un bonito centro urbano en tonos blancos y azules. Las potentes olas del atlántico rompen directamente sobre las playas excelentes para la práctica del surf.



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