La Habana



Desde el punto de vista  del viajero, Cuba guarda bajo la manga algunos ases importantes:

En primer lugar, es un país seguro para el turista, con muy escasa criminalidad, lo que resulta un verdadero lujo en comparación con otros destinos de la región. Probablemente es el país más seguro de América.

En segundo lugar, existe la posibilidad de alojarse en casas particulares. Por todo el país hay una gran oferta de alojamiento particular, que permite un contacto directo con la realidad cubana y unos precios muy asequibles. Cuba es uno de los destinos más baratos de América, para quienes se alojen en estas casas.


A estos factores hay que sumarle una gran oferta musical y cultural, una realidad cotidiana que desafía los principios del surrealismo, unas playas fantásticas y una población francamente simpática. 

Todo ello hace de la mayor de las Antillas un destino muy difícil de superar.

Y luego ya habrá tiempo para los problemas, que no faltan...


LA HABANA




La capital cubana, fiel reflejo del país, es una ciudad caótica y encantadora, con una gran oferta cultural y un montón de rincones sorprendentes.

 Naturalmente, nada es perfecto.  Los barrios del centro muestran un nivel de degradación importante y las colas para conseguir cualquier cosa son interminables. 

Los inevitables timadores también abundan por estos parajes, aunque, con un poco de paciencia, son bastante manejables.





La Habana Vieja es la joya arquitectónica de Cuba. Los trabajos de restauración son notables y muchos grandes edificios lucen en perfecto estado, pero muchos otros amenazan ruina. 



El parque central, rodeado de edificios monumentales, es el punto de entrada al casco viejo. Aquí todo es impecable. Por momentos parece París.


La terraza del centenario Hotel Inglaterra es el punto perfecto para reponer fuerzas con un daiquiri, con excelentes bandas tocando durante todo el día.



Frente a frente se encuentran el magnífico teatro nacional (antiguo centro gallego) y el excelente Museo nacional de bellas artes (antiguo centro asturiano). Un poco más allá está el Capitolio. 
 





No muy lejos se encuentra el segundo edificio del museo nacional, dedicado al arte cubano, con una magnífica colección de arte actual.






Desde el parque central nos internamos en la Habana Vieja a través de estrechas calles donde hay edificios de todos los estilos y en todos los estados de conservación. 




Las plazas coloniales, muy bien cuidadas, son los principales puntos de referencia del barrio. La plaza de la catedral, con su atractiva fachada barroca, la plaza de armas, con sus vetustos soportales,  la plaza vieja,  con sus mansiones perfectamente restauradas y la plaza de San Francisco, con su iglesia y su cruceiro...









Al otro lado del puerto,  accesible en ferry, está el santuario de la Virgen de Regla, lugar de peregrinación muy querido por los cubanos, donde conviven en armonía la religión católica y la tradición afrocubana...





Por detrás del Capitolio se encuentra el caótico barrio de Centro Habana, un populoso distrito en un estado de deterioro notable, donde todavía no han llegado los restauradores del casco viejo...


Entre los puntos de interés del barrio destaca la popular casa de la música, sede de grandes conciertos y el inesperado callejón de Hamel. 






El callejón de Hamel, perdido en el caos de Centro Habana, es un sorprendente espacio artístico montado a base de reciclaje, donde se mezcla la cultura tradicional afrocubana con la vanguardia más atrevida... Muy recomendable los fines de semana.






El legendario malecón de la Habana bordea toda la ciudad desde la ciudad vieja hasta el Vedado, en un largo paseo marítimo de más de 7 km. Es un lugar de reunión y puestas de sol, que va cambiando de escenario según el barrio...





Caminando por el malecón, en dirección al Vedado, nos topamos con la silueta monolítica del hospital Hermanos Ameijeiras, uno de los principales de la ciudad...




El Vedado es el antiguo barrio adinerado de la ciudad, y mantiene en parte su aire elitista de los años 50, aunque se notan los efectos del paso del tiempo...



El lujoso hotel Nacional, de 1930, es famoso por sus ilustres huéspedes, así como por las reuniones de la Mafia americana en los años 50... De película.



Otros curiosos edificios de los 50 son el enorme rascacielos FOCSA y el edificio Lopez Serrano, con ciertos aires neoyorquinos, ambos en dudoso estado de mantenimiento...




Una amplia escalinata domina la entrada a la Universidad de la Habana, con sus solemnes edificios neoclásicos...



Y por las tardes toca beisbol, deporte nacional por excelencia...




En el extremo oeste de la ciudad se encuentra otra de las sorpresas  habaneras: Fusterlandia.





Partiendo de su propia casa, el artista José Fuster ha construido, a través de los años, un gran espacio artístico que se ha ido extendiendo por el barrio. 

El conjunto, compuesto con murales y esculturas revestidas de azulejo, tiene un aire a Gaudí tropical con toques surrealistas y naif. Es un paisaje realmente mágico. 


Y cuando ya parecía que todos los parámetros de surrealismo habían sido superados, surge, como un robocop de cemento, el edificio de la embajada rusa...





La Fábrica de Arte Cubano es la reina de la vida nocturna habanera.  Este magnífico proyecto, digno de brillar en New York o Amsterdam, alberga varios escenarios y salas de exposiciones, así como bares y restaurantes, con un diseño espectacular y una programación sorprendente...


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En el extremo oriental de la ciudad se encuentra otra de las joyas habaneras: las bonitas playas de Habana del Este. 


Son 15 km. de arena, agua cristalina y palmeras, salpicados con algunos hoteles y restaurantes.  En los reducidos menús suele haber langosta, y a veces es lo único que hay, así que no queda otra... 









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