KYOTO
La modernísima estación de Kyoto no debe llamar a engaño. Esta es la tierra de los templos y las tradiciones...
Los amantes del vacío deben dirigirse directamente a los templos zen de Kyoto, donde se respira una paz absolutamente opuesta al vertiginoso bullicio urbano.
Cultos religiosos, jardinería, teatro, gastronomía y otras antiguas artes se cultivan masivamente en la ciudad más tradicional de Japón.
CURSO DE JARDINERIA
Un jardin zen
es pura sencillez convertida en arte,
una superficie de arena
minuciosamente dibujada con un rastrillo,
formando ondas, paralelas y curvas
en torno a las piedras dispuestas caprichosamente
en un orden caótico,
creado como por casualidad,
con horror a la simetría
y amor al espacio vacío.
Detrás del jardín se extiende
el paisaje prestado,
así llamado por utilizar en el diseño
la silueta de árboles y colinas próximas
como fondo del paisaje,
formando un un conjunto armonioso
con el primer plano de piedras y arena.
También hay jardines de musgos,
que se escogen cuidadosamente
según su forma y textura,
y se plantan con mucho esmero
en los lugares más apropiados
para crear un ambiente de calidez,
una sensación de peluche,
de alfombra húmeda y hospitalaria.
Otros jardines están diseñados
para las estaciones del año.
Algunos florecen en primavera,
una explosión de cerezos y almendros,
mientras otros alcanzan su esplendor
en el largo y lluvioso verano.
Los colores otoñales
crean un mundo delicado
con los distintos tonos del ocre
minuciosamente colocados.
En invierno, la nieve cubre los jardines
y crea caprichosos diseños
entre los árboles y las piedras.
Enmarcados entre una vegetación
aparentemente salvaje,
se sitúan estratégicamente
los pequeños lagos o estanques
donde nadan carpas de colores
perfectamente integradas
como si fueran flores.
De vez en cuando tiemblan los jardines,
lo que es más bien desagradable
y ocurre con más frecuencia
de la que sería deseable,
pero a la gente ya le da lo mismo
un té remoto que un seísmo.
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