Taiwan


 

TAIWAN



Taipei se parece un poco a una ciudad portuaria del norte de España, como Vigo o Bilbao. Siempre cubierta de pesadas y húmedas nubes, rodeada de verdes colinas y con ambiente industrial y portuario.






Por supuesto, las similitudes se acaban ahí. Taipei es abrumadoramente  china y con influencias japonesas en su vibrante modernidad y forma de desarrollo.










En cierto modo, Taipei no existe, desde el punto de vista de Naciones Unidas, por ejemplo. La victoria comunista en la guerra civil china obligó a los nacionalistas a refugiarse en la olvidada isla de Taiwan, y de ahí nació este peculiar estado no reconocido hoy por casi nadie, debido a la  presión del poderoso vecino del norte.






Lo cierto es que el éxito del MADE in TAIWAN  encaja a las mil maravillas con las tendencias dominantes en los grandes centros de la China continental, y el pragmatismo confuciano es la filosofía dominante a ambos lados del militarizado estrecho que separa Taiwan del continente.






La ciudad no puede calificarse de bonita, ni mucho menos, pero tiene un indiscutible encanto, producto de su peculiar mezcla de tradición china y rabiosa modernidad, con un aire un tanto decadente.





Sus templos, parques y rascacielos forman un conjunto interesante, y por todos lados se palpa ese extraño aire de lugar ignorado, aunque para demostrar lo contrario construyan el que fue, en su momento, el rascacielos más alto del planeta...














TAROKO



La isla de Formosa, tal como bautizaron los navegantes portugueses a Taiwan, es increiblemente montañosa.


El Parque nacional del Taroko, situado en el centro de la isla, es una buena muestra de esta accidentada orografía.  




La garganta del TAROKO atraviesa el  centro de Taiwan formando un estrechísimo cañón de cientos de metros profundidad en la densa floresta subtropical de la isla. 








Las piedras son de puro mármol y relucen con fuerza sorprendente los escasos días en que luce el sol, en una de las zonas más lluviosas del planeta.



En el Taroko habitan desde tiempos ancestrales algunas de las tribus aborígenes de la isla, que sobreviven hoy manteniendo sus costumbres y rituales.



En sus recónditas laderas también se construyeron durante los siglos templos y monasterios taoistas y budistas, como era de esperar en un lugar donde la naturaleza se muestra con inusitada fuerza.






Esta estrecha garganta es la única vía posible de comunicación por el inaccesible centro de la isla, y en los años cincuenta se construyó una complicada  carretera a través de la garganta, plagada de túneles y curvas, en cuya construcción murieron cientos de personas. 


Hoy el Taroko es la joya natural de Taiwan, una magnífica región  de escarpadas montañas, ruidosas cascadas y antiguos monasterios...







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